Nos enfrentamos a la mayor crisis de salud pública que ha conocido la actual población mundial. La pandemia COVID-19 no solo va a tener efectos directos sobre la salud y la vida de miles de personas. Los tendrá también de otra naturaleza, más difusos quizás, pero de más largo alcance.
Habrá de pasar más tiempo para tener datos fiables de COVID-19. Por otro lado, hoy sabemos mucho más que hace un siglo y contamos con medios muy superiores para combatir la enfermedad. Eso se convierte en una buena noticia, ya que si ponemos todos nuestro granito de arena, más rápido podremos salir de esta situación.
En una época de distanciamiento en general, el COVID-19 revela un flanco vulnerable de nuestras sociedades. Por primera vez para muchas se está generando una amenaza real de cambios en nuestro modo de vida. Incluso aunque la letalidad del virus SARS-CoV-2 sea inferior al 1% de los contagiados, se transmite con tal facilidad que puede acabar infectando a millones de personas.
Hoy debemos apoyar a nuestros sistemas de salud, ya que se encuentran en riesgo de una eventual insuficiencia que puede provocar problemas adicionales y una gran crisis de confianza en el modelo. A lo anterior hay que añadir los efectos económicos que ya se están produciendo y que pueden ser devastadores.
Datos para el optimismo
El esfuerzo que están haciendo las potencias científicas con sus instituciones y las nacionales como la UNAM y el Politécnico por mencionar algunas, están realizando un esfuerzo enorme para encontrar soluciones. Nunca se había compartido tanta información entre equipos de diferentes países. Esta es una buena noticia para la humanidad porque la solución a largo plazo solo puede venir del conocimiento.
Estamos mejor que hace un siglo porque hoy sabemos más que entonces. Y para resolver el problema, deberemos aprender más aún. En el futuro nos esperan otras pandemias, quizás de nuevos virus o de superbacterias. Y otros desafíos nos aguardan, unos de orden sanitario y otros de diferente índole. No bastará con la ciencia y la tecnología para resolverlos, pero sin ciencia y tecnología no serán resolubles.
Fuente: Cuaderno de cultura científica.